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Diabetes y salud cardiovascular

 

Cuando hablamos de diabetes, lo hacemos de una enfermedad grave, ya que a largo plazo puede provocar diversas afecciones al corazón y los riñones, deteriorar los sistemas vascular y nervioso y ser causa de ceguera o de muerte prematura en el peor de los casos. De ahí que resulte importante una mayor concienciación social y visibilidad para este mal cada vez más presente en nuestra sociedad.

 

La diabetes en el País Vasco, más concretamente, afecta a un 10,6% de la población mayor de 18 años. Del total de la población afectada en Euskadi -unas 200.000 personas- se estima que 70.000 se encuentran sin diagnosticar, ya que, en nuestro entorno, hay un infradiagnóstico que ronda entre el 35% y el 40%.

La diabetes es una enfermedad que se origina cuando los niveles de glucosa en la sangre son muy altos durante un periodo de tiempo prolongado. La glucosa se utiliza como fuente de energía y se mantiene en una concentración estable gracias a la acción de la insulina. Después de comer, normalmente suben los niveles de glucosa, lo que hace que aumente la producción de insulina. Esta le indica al cuerpo que comience a absorber la glucosa de la sangre para que el azúcar vuelva a bajar, evitando así que los niveles de glucosa en sangre se eleven demasiado. Cuando una persona tiene diabetes, la insulina ya no es capaz de regular eficazmente la glucosa en sangre.

Existen tres tipos de diabetes: el tipo 1, el tipo 2 y la diabetes gestacional. La diabetes tipo 1 suele aparecer durante la infancia cuando las células del páncreas que producen la insulina dejan de funcionar correctamente. En este caso, se debe administrar insulina como tratamiento. La prevalencia de la diabetes tipo 1 se ha mantenido estable.

 La diabetes tipo 2 suele aparecer en la edad adulta. Las células dejan de responder a los efectos de la insulina. No absorben bien la glucosa, por lo que esta sigue circulando por la sangre. Con el tiempo, la capacidad del cuerpo de producir insulina también disminuye. Las personas obesas y sedentarias tienen un mayor riesgo de padecer diabetes tipo 2.

En la diabetes gestacional, que se manifiesta durante el embarazo, las células no son capaces de absorber la glucosa de la sangre. Se cree que esto ayuda al feto a asegurarse su propio suministro de glucosa, impidiendo que la madre pueda utilizarla para sí misma. La diabetes gestacional normalmente desaparece después del parto, aunque las mujeres que han tenido diabetes gestacional tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 a lo largo de su vida.

¿Cómo afecta la diabetes a la salud cardiovascular?

Cuando la glucosa se acumula en la sangre, los vasos no pueden dilatarse lo suficiente para permitir cambios en el flujo sanguíneo. El resultado es un aumento de la presión arterial. Esta presión alta daña los pequeños vasos sanguíneos de los órganos y es la principal causa de complicaciones de la diabetes como la ceguera y la insuficiencia renal.

En segundo lugar, la acumulación de glucosa en la sangre provoca alteraciones en los leucocitos haciendo que sea más probable que formen una placa en las arterias, lo que aumenta el riesgo de sufrir un infarto. Por último, la acumulación de glucosa en la sangre altera las plaquetas, que toman una forma “estrellada” y son más propensas a formar coágulos en las arterias, contribuyendo a un mayor riesgo de embolia. Por lo tanto, reducir los niveles de glucosa es fundamental para favorecer la salud del corazón.

¿Cuáles son los síntomas de la diabetes?

Síntomas como el aumento de la sed, las ganas de orinar y el apetito, mayor cansancio, entumecimiento de las extremidades o hinchazón y dolor y pérdida involuntaria de peso sin motivo aparente pueden dar la voz de alarma en la diabetes tipo 1. Además, estos síntomas aparecen habitualmente en cuestión de semanas.

En la diabetes de tipo 2, sin embargo, no hay prácticamente síntomas en las etapas iniciales de la enfermedad. Este tipo de diabetes supone entre el 80 y el 90% de los casos, de ahí la importancia de hacerse una analítica cada cuatro años en personas adultas o acudir al médico ante la aparición de algún síntoma o manifestación, aunque en el caso de la diabetes tipo 2 estas manifestaciones pueden darse mucho tiempo después de haber desarrollado la enfermedad.

Factores de riesgo en la diabetes

 

La hipertensión arterial, la obesidad, niveles altos de colesterol y triglicéridos y antecedentes de diabetes gestacional o familiares que hayan tenido diabetes son factores de riesgo a tener en consideración. Ante la escasez de síntomas en los estadios iniciales las personas con factores de riesgo deben prestar atención a sus niveles de glucosa en sangre, de manera periódica.

Se estima que el 80% de las personas con diabetes tipo 2 son obesas, lo que es una llamada de atención a la población con respecto a las consecuencias para la salud que tiene el no vigilar la alimentación.

Tratamiento

 

El diabético sufre de una carencia de insulina en su sangre, lo que provoca un aumento de glucosa que en situación normal debería situarse en valores entre 70-100 mg/dl, y en el paciente con diabetes se encuentra en más de 125 mg/dl. Entre la salud y la enfermedad hay una etapa, que llamamos prediabetes, en la que los valores de la glucosa en sangre oscilan entre los 100 y los 125 mg/dl.

La diabetes es una enfermedad crónica. Es decir, una vez se produce el diagnóstico, es necesario tratamiento de por vida, que varía dependiendo el grado de gravedad de la enfermedad. Las pautas generales son las que reiteradamente aconsejamos: hacer ejercicio físico, controlar el peso, dormir las horas necesarias, abandonar el hábito tabáquico y el consumo de alcohol y cuidar la alimentación, manteniendo una dieta sana y equilibrada. Además de implementar las pautas anteriores, es necesario restringir el consumo de azúcares simples y aumentar la ingesta de fibra y mantener un tratamiento farmacológico.